Sonia Maldonado Fernández. |
Mi clase ideal
sería aquella en la que todos fuéramos conscientes de que estudiar es la base
para obtener un futuro mejor, donde aprendamos el significado de las palabras
‘’respeto’’, ‘’amistad’’ y ‘’obligaciones’’.
Un aula donde se
respire esfuerzo y sacrificio, donde se sienta una actitud positiva. Una clase
distribuida, con una gran pizarra y grandes ventanas por donde entre la luz
solar, puesto que da un sentimiento de libertad y armonía.
Un lugar
tranquilo, donde los compañeros se ayuden los unos a los otros, los maestros
resuelvan nuestras dudas y todos compartamos nuestra opinión.
Una clase más
espaciosa y menos numerosa, donde además de palabras y conocimientos, tengamos
diversión y momentos inolvidables que compartir, donde se fomente nuestra
creatividad e imaginación.
Un aula donde se
enseñe a mantener una conversación en Inglés, para que no tengamos problemas al
comunicarnos, al viajar, al ampliar nuestros conocimientos o vayamos a terminar
la Universidad y no podamos obtener nuestra titulación por él, centrándose en
la fluidez del habla y no dando tanta gramática.
Una clase donde
el profesor no sea una figura de autoridad, ni su palabra tenga más valor que
la del alumno, donde se evalúe el proceso y no el resultado.